El intestino perforado tras una operación provocó la muerte de una camboyana
Socio de Keches Law Group Jeff Catalano recuperó $1,45 millones para la familia de una mujer de 73 años que murió de septicemia tras sufrir una perforación intestinal no diagnosticada durante una intervención quirúrgica.
Sus familiares dijeron que era su matriarca y que había escapado de la violencia política en Camboya a finales de la década de 1970 antes de emigrar a Estados Unidos, por lo que resulta aún más trágico que acabara muriendo tras una serie de errores médicos totalmente evitables.
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Nuestros clientes dijeron que la víctima había sido una fuente de fortaleza en la que todos habían confiado desde que sacó a varios miembros de su familia de Camboya y los llevó a Tailandia durante la devastadora y tortuosa guerra civil. Régimen de los Jemeres Rojosbrazo armado del partido comunista, cuyo reino del terror entre 1975 y 1979 causó la muerte de más de un millón de personas en Camboya antes de ser derrocado por las tropas vietnamitas.
"Es trágico que alguien que tuvo la fuerza y el valor de sobrevivir a los Jemeres Rojos muera con fuertes dolores en la cama de un hospital de Estados Unidos. Su familia ha estado emocionalmente devastada desde su prematura muerte", dijo Catalano. "Me alegro de que hayamos podido ofrecer algún consuelo de que se haya hecho justicia por los devastadores errores cometidos".
Detalles del caso
Esta mujer sana de 73 años se sometió a lo que debería haber sido una operación ambulatoria rutinaria de extirpación de la vesícula biliar. Pero poco después de recibir el alta hospitalaria, regresó con un dolor extremo. Tras ser ingresada de nuevo, siguió sufriendo fuertes dolores. El deterioro de sus constantes vitales y los análisis de sangre anormales eran indicativos de una infección grave y desencadenaron una "alerta de sepsis".
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El cirujano que extirpó la vesícula y una enfermera fueron acusados en el caso por no haber prestado una atención adecuada que podría haber salvado la vida del paciente.
A pesar de los signos preocupantes y los síntomas evidentes de sepsis, el cirujano no reconoció ni reparó inmediatamente la perforación. Por su parte, la enfermera no administró antibióticos ni fluidos por vía intravenosa hasta horas después de haberlos pedido. Estas lagunas en la atención llevaron a la paciente a un shock séptico, la fase final y a menudo mortal de la sepsis, que provoca una bajada peligrosa de la tensión arterial e insuficiencia orgánica.
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Finalmente fue sometida a una cirugía exploratoria, que reveló una perforación intestinal. A pesar de la reparación del intestino, la sepsis no pudo revertirse y la mujer falleció.
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