El abogado Jeffrey Catalano colaboró en la obtención de un acuerdo de $2.250.000 para una mujer de 41 años que falleció de sepsis por streptococcus pneumoniae tras un diagnóstico erróneo de síndrome de Raynaud.
El 1 de octubre de 2013, la fallecida, una mujer de 41 años, acudió a una clínica por síntomas de infección, dolor en los pies, dificultad para caminar y falta de sensibilidad en los dedos. Tenía la piel azulada y morada alrededor de la boca y la nariz. Sin embargo, en el momento de la exploración, sus constantes vitales eran normales.
El bazo de la difunta había sido extirpado años antes a raíz de un accidente de tráfico. El médico demandado, que la examinó, anotó su esplenectomía en su registro de la visita. Una persona que se ha sometido a una esplenectomía es más susceptible de morir por infección, especialmente por neumonía.
El médico tratante demandado no diagnosticó una infección a la fallecida. No ordenó un hemocultivo ni antibióticos, ni la remitió al servicio de urgencias de un hospital para una evaluación más exhaustiva. En su lugar, diagnosticó una enfermedad benigna conocida como síndrome de Raynaud, que hace que algunas zonas del cuerpo, incluidas las extremidades, se sientan entumecidas y frías en respuesta a las bajas temperaturas o al estrés. La envió a casa con instrucciones para tratar la enfermedad.
La difunta falleció en su domicilio dos días después a causa de una infección bacteriana. La autopsia concluyó que murió de sepsis por estreptococo pneumoniae.
La demandante alegó que el médico demandado se desvió de la norma de atención al no diagnosticar la infección de la difunta y al diagnosticarle el síndrome de Raynaud.
El marido de la difunta estaba dispuesto a declarar que buscaron tratamiento en la clínica en lugar de en urgencias basándose en su revisión de la página web de la clínica, en la que se afirmaba que todos sus médicos estaban colegiados en medicina de urgencias. Sin embargo, el médico demandado que la examinó no lo estaba.
El demandante presentó demandas contra la clínica de salud por contratación negligente, tergiversación y engaño intencionados e infracción del capítulo 93A.
Los demandados alegaron que, dado que las constantes vitales de la difunta eran completamente normales en el momento de la visita, el médico demandado no fue negligente al no diagnosticar la infección. Afirmaron que el hecho de que la difunta no recibiera más tratamiento médico mientras su estado seguía empeorando en casa durante dos días causó o contribuyó a su muerte.
En el momento de su muerte, la difunta dejó a su marido y a su hijo de 2 años.
El caso se resolvió en mediación tras las declaraciones de los demandados, pero antes de la declaración del demandante.