Cada año, numerosos consumidores resultan perjudicados por productos defectuosos. (Véase http://www.cpsc.gov/en/Research–Statistics/Injury-Statistics) Los defectos que causan estas lesiones suelen dividirse en tres categorías principales: defectos de diseño; defectos de fabricación; y/o instrucciones o advertencias inadecuadas.
Decidir si se va a llevar a cabo un caso de responsabilidad civil por productos defectuosos o cómo se debe llevar a cabo dicho caso depende en gran medida de la gravedad de la lesión y de la complejidad del producto. Se puede suponer que se necesitará al menos un perito para establecer que el producto era efectivamente defectuoso. En realidad, sin embargo, los productos complejos suelen requerir una batería de expertos que cubran diferentes aspectos del diseño y el funcionamiento del producto. Por ejemplo, gran parte de la maquinaria funciona mediante una combinación de tecnología mecánica e informática. Puede ser necesario un ingeniero mecánico, un ingeniero de software y/o un experto en seguridad o factores humanos. Estos expertos son esenciales para instruir al abogado, ayudar a detectar el defecto y ayudar a considerar qué alternativas podrían haberse utilizado para eliminar el defecto manteniendo la utilidad del producto.
Cuando ha habido un fallo en los materiales del producto, el abogado debe considerar un defecto de fabricación además de todas las demás posibilidades. Es necesario contar con un metalúrgico o experto en materiales que pueda analizar el fallo y la razón del mismo. Las preguntas que deben abordarse son las siguientes: ¿es el material en sí mismo adecuado?; ¿estuvo el material expuesto a condiciones como temperaturas extremas dentro de la cadena de distribución que afectaron a sus características?; ¿se realizó un mantenimiento deficiente del material?; además, ¿fueron razonablemente previsibles algunas de las condiciones que pueden haber alterado el material y qué medidas deberían haberse tomado para proteger el producto contra dichas condiciones?
Cuando el producto funcionaba como estaba previsto, pero aun así causó daños, el abogado debe considerar si las instrucciones o advertencias eran adecuadas. Esto incluye no sólo el contenido de las instrucciones o advertencias, sino también la forma en que se transmitió dicha información al consumidor. Por ejemplo, si las instrucciones críticas se incluyen sólo en el envase que está destinado a ser desechado, dichas instrucciones pueden no ser adecuadas. Por otro lado, si el consumidor era lo suficientemente sofisticado como para conocer la información que se le debería haber transmitido, un argumento de información/advertencias inadecuadas fracasará.
Los ingenieros de seguridad reconocen una jerarquía de controles de seguridad que, posiblemente, deberían seguir los fabricantes para mantener la seguridad de sus productos. En primer lugar, el peligro debe eliminarse siempre que sea posible; si el peligro no puede eliminarse, el fabricante debe proporcionar una protección suficiente contra el peligro; y, por último, cuando el peligro no puede eliminarse o protegerse totalmente, el fabricante debe proporcionar advertencias o instrucciones adecuadas. El abogado y los peritos que consideren si existe una reclamación de responsabilidad por productos defectuosos deben considerar si el fabricante cumplió con estas consideraciones de seguridad.
Una defensa común en las demandas de responsabilidad por productos es que el producto fue alterado después de salir de las manos del fabricante. Una vez más, debe examinarse si tales alteraciones eran razonablemente previsibles o podían haberse tenido en cuenta en los elementos de diseño del producto. Por ejemplo, ¿qué requisitos de mantenimiento se habían previsto? ¿Qué riesgos se asociaban a una previsible falta de mantenimiento del producto por parte del consumidor?
Dado que los casos de responsabilidad por productos pueden ser extremadamente caros, dada la necesidad de la participación de expertos, el abogado debe investigar si ha habido alguna retirada de productos u otras demandas relacionadas con el mismo producto. Si un defecto de diseño ya ha sido investigado por otros, se puede ahorrar mucho tiempo y gastos, lo que en última instancia permite un mejor resultado para el cliente.
Es esencial conservar el producto y fotografiar / documentar el estado del producto cuando se inspecciona por primera vez para defenderse de cualquier acusación de deterioro en el futuro. También es aconsejable adquirir un ejemplar con su embalaje original. Todas estas medidas deben tomarse para garantizar el mejor resultado posible.